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El impacto del COVID-19 en los refugiados africanos

Desde la confirmación del primer caso de COVID-19, en adelante coronavirus, detectado en Nigeria el febrero pasado a la fecha, ya se han registrado cerca de 150.000 casos confirmados [1]. El mayor número de infectados se concentran en Sudáfrica y Egipto, siendo este último uno de los países que genera más preocupación en la región africana. Teniendo en consideración la débil economía y el precario sistema de salud de muchos de los países africanos (los propios problemas que este sistema presenta como los escasos recursos económicos, las necesidades en las unidades de cuidados intensivos, entre otros), las consecuencias podrían ser catastróficas. Lamentablemente, todo parece indicar que África sería una de las regiones más afectadas dado que tendría que lidiar con diversas dificultades y retos para enfrentar la pandemia.



La crisis sanitaria generada por el coronavirus esta afectando a las poblaciones vulnerables de la región, como es el caso de los refugiados. África es una de las regiones con mayor presencia de refugiados en el mundo. Muestra de ello es que hasta finales de 2018 la población de refugiados ascendía a 6.335.400[2]. A esto se le suma la existencia de campos de refugiados donde predomina el hacinamiento, así como la presencia de infraestructuras deficientes y la falta de acceso a recursos básicos como el agua, entre otros. Aspectos esenciales para evitar la propagación del coronavirus, las cuales no se dan debido a las malas condiciones en las que viven los refugiados. Por ello, los efectos de la pandemia en los refugiados podrían ser devastadores.


En este sentido, el Alto Comisionado de los Refugiados para las Naciones Unidas (en adelante el ACNUR) advirtió el pasado 26 de mayo sobre los problemas que enfrentan los refugiados de las zonas urbanas del África para satisfacer necesidades básicas como consecuencia del impacto económico del coronavirus.


El ACNUR señala que los principales problemas que enfrentan los refugiados son los siguientes: primero, en el aspecto laboral son la pérdida de empleo a lo que se le suma la informalidad; segundo, muchos refugiados viven en condiciones de hacinamiento y antihigiénicas [3].


Estos problemas agravan aun más la complicada situación de los refugiados, pues los hace más vulnerables y los expone a muchos peligros. Lo que podría generar, como consecuencia, que diversos derechos de los refugiados resulten vulnerados, tales como el derecho a la vida, el derecho a la salud, entre otros.


Respecto al primer problema, el ACNUR señala su preocupación respecto a que muchos refugiados urbanos estén en condiciones extremadamente vulnerables a la explotación laboral, lo que podría generar el riesgo de caer en importantes niveles de endeudamiento, y que los refugiados puedan verse obligados a recurrir a situaciones peligrosas frente a sus necesidades económicas para sobrevivir, como el trabajo infantil [4].


En cuanto al segundo problema, dos de las recomendaciones básicas para evitar una expansión mayor del coronavirus y que otorga protección son lavarse las manos y practicar el distanciamiento social. Pero, ¿cómo estas medidas pueden ser aplicadas si la persona no tiene acceso a servicios básicos como al agua potable, no tienen jabón ni algún tipo de desinfectante? Asimismo, es muy complicado que una persona cumpla con el distanciamiento social si vive en un campo de refugiados, donde el hacinamiento es casi una característica innata y donde predominan los problemas de salubridad. Además, debemos tener en cuenta que en muchos países africanos no se tiene acceso a la información necesaria sobre esta enfermedad. Por lo que, la falta de información es un problema, ya que los especialistas señalan que es fundamental que la población este siendo informada correctamente de cómo pueden cuidarse a ellos mismos, con métodos como el distanciamiento social, o cómo toser y estornudar, el lavado de manos, entre otros [5].


Si bien es cierto, el ACNUR realiza innumerables esfuerzos para otorgar protección, así como encontrar soluciones a los problemas de los refugiados. Sin embargo, ello no es suficiente, debido a que muchos de los Estados de acogida no tienen los recursos suficientes para enfrentar esta crisis sanitaria; por lo que es necesario el trabajo conjunto con los mismos Estados de acogida y la comunidad internacional.


Referencias:

[1] EL PAÍS (2020) “Últimas noticias del coronavirus en África | El continente se acerca a los 150.000 casos confirmados”. Véase en: https://elpais.com/elpais/2020/06/01/planeta_futuro/1590993027_749652.html


[2] ACNUR (2019) “Tendencias Globales. Desplazamiento Forzado en 2018”. Ginebra: 2019, ACNUR, pp.14.


[3]ACNUR (2020) “Los refugiados en zonas urbanas luchan por sobrevivir a medida que el impacto económico de la COVID-19 empeora en África Oriental”. Véase en: https://www.acnur.org/es/noticias/briefing/2020/5/5ecdeb7e4/los-refugiados-en-zonas-urbanas-luchan-por-sobrevivir-a-medida-que-el-impacto.html


[4] Ibid., loc., cit.


[5]BBC (2020).” Coronavirus | "El sistema colapsará muy rápido": los enormes retos de África para contener la pandemia de covid-19”. Véase en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52124085.


“Foto de Portada:” Madres refugiadas en Uganda, cuyas vidas se han visto drásticamente afectadas por el impacto del COVID-19. Véase en: https://www.acnur.org/es/noticias/briefing/2020/5/5ecdeb7e4/los-refugiados-en-zonas-urbanas-luchan-por-sobrevivir-a-medida-que-el-impacto.html

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